El pasado jueves hicimos una escapada a visitar una zona que no conocía ni de pasada. Pili y Toño había estado realizando la misma ruta un año antes y quedaron prendados por la belleza del Desfiladero de los Beyos y todos sus rincones, así que esta vez nos apuntamos Miguel, Yolanda y una servidora para conocer dicha ruta.
La senda del cartero será con la que empecemos a abrir boca, el comienzo es pindio, no dando tregüa, luego se suaviza dando paso a pasto y piedra.
El sendero bien hitado gana altura rápido hasta llegar a un bonito pueblo semi-abandonado llamado Biamón.
Una vez realizada la vista de rigor seguimos por un sendero en la parte alta del pueblo para llegar a la Collada Nochendí.
En la Collada tomamos el sendero de la izquierda que en pocos minutos nos lleva al primer paso curioso, el camino se pierde para adentrarse en una cavidad natural que ejerce de paso.
La Cueva del Toyu.
Una vez atravesada la cueva el sedo continua pegado al paredón rocoso. Prestamos especial atención puesto que la roca estaba mojada y mejor no resbalar.
Lo que tengo claro es que yo no valgo para cartero, empiezo a pensar que soy mucho más torpe de lo que pensaba.
Flanqueamos todo el farallon rocoso de la Peña Salón y atacamos su cima (suena a 8000..., atacando cima y todo je je).
Hay unas vistas increibles para cualquier vertiente.
Peña Salón
Descendemos y por una senda bastante resbaladiza nos dirigimos a Víboli donde repusimos fuerzas para encaminar nuestros pasos al Sedo Vibolines, increible por donde discurre.
Está cueva que sirve como cobijo a numeroso ganado es un punto increible ya que parte de forma más aerea y espectácular el Sedo.
Una vez atravesado el antigüo camino, sólo nos queda pasar por Casielles.
Comenzamos el descenso vigilados por paredones que no hace tanto rato quedaban bajo nuestras miradas.
Entre senderos vamos dejando atrás barrios abandonados y lugares de ensueño para ir llegando poco a poco a la civilización por el Camín de la Verganza.
Un pequeño trecho por asfalto y nuevamente en el coche.
Un día precioso, buena compañía y una ruta a la que no falto de nada.
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