He dudado mucho si poner esta entrada, pero creo que mejor que contar lo que hice.. bla..bla..bla.. es mejor bajarse de la parra.
El domingo aprendí con mayúsculas una buena lección… por "lista".
Quedé con unos compañeros para disfrutar de un bonito día de travesía.
He oído tantas veces que las palas de nieve que dan a la zona de Ason son increíblemente agradecidas y tengo unas ganas locas de verlas.
Cuando me asomo desde Las Motas alucino, es el paraíso, palinas… lisas… guapas, sin piedras, empiezo a pensar en las bajadas y las subidas, fantaseo.. (eso se me dá de maravilla).
Cuando llegamos todos juntos al Veinte los compañeros siguen con el plan establecido… hacía el Pizarras en primera instancia con idea de encadenar el Carrío y lo que toque de camino al Porracolina.
No me aguanto, tengo muchas ganas de quitar pieles y llegar a las cabañucas de Bustalveinte, les digo que sigan que voy a descender .
Disfruto lo indecible, nunca pille una nieve igual, giraba, disfrutaba e incluso algún gritillo se me escapo, jeje.
Con el subidón del momento vivido tenía unas ganas locas de ir al Pizarras para tentar la pala que se intuía maravillosa.
Alegremente me encamino, en un pasito me quito los esquís porque no lo veo claro, pero estoy eufórica , hoy sale todo perfecto, el esquí no se me atraviesa, día bonito, alegría!!!
Me llama un compañero que anda por el Castro - ¿Dónde estás? Le digo y me comenta que luego se acerca.
Prosigo llegando al Pizarras hay que foquear por la pendiente que dá a la vertiente del miera, no hay dificultad.. no me quito los esquís y me autoanimo “ haciendo las cosas bien no hay porque caerse”, venzo los fantasmas y no mirando a ese lado solo tengo que seguir la huella.
En el Pizarras, quito pieles, hecho un vistazo y no veo al grupillo por la cresta, un descenso y después otro de lo bueno que estaba.
Anochece pronto y son las 14h. tengo tiempo de sobra pero no quiero apurar otra bajada, prefiero hacerla en el veinte que está más cerca del coche.. por si acaso.
Llamo a los compañeros para ver donde están, sus teléfonos fuera de cobertura… vaya, qué mala suerte, tengo que regresar al Veinte y lo que antes era foquear una subida tengo que ladear sin pieles y no me atrevo.
Cogí confianza diciéndome… -“pues con crampones sin problema”, nada te puede pasar chavalota, bien.. buena idea.. ¡¡que lista soy!!.
Baje piano.. piano sin problemas, se cuela un poco más de la cuenta el pie, con cuidado.
Vuelvo a llamar..siguen sin cobertura, quiero decirles donde estoy y saber por donde andan, no me queda la menor duda de que están regresando por el valle.
Veo una piedra que tiene un hueco al lado, no me acerco demasiado, casi he pasado el flanqueo y lo que me daba miedo, luego todo será coser y cantar.
Mierda!!! Me cole, y cuando digo que me cole es que me cole hasta la cintura, pero los pies no tocan suelo. Hay madre!!!!! Que hago, no tengo ni puta idea de si me apoyo a los lados para salir esta nieve se vencerá y aunque no creo que haya una sima profunda, ni similar… no lo sé, no lo he andado en verano, no lo conozco, saqué el móvil y llamo a los compañeros… por favor que cojan… fuera de cobertura, Joderrrrrrr, que mal me lo he montado.
Pensé con lo bien que me hubiese quedado quietuca en la pala del Veinte o si hubiese avisado de donde iría después….. o la derecha aguantarme las ganas de esquiar y hacer toda la ruta con ellos... aunque me hubiese pesado.
Y yo quietuca en el mismo lugar, le manda narices por no decir algo peor sonante, y es que cuando lo paso mal los tacos afloran por mi boca que dá gusto, no sé los que pude echar en el momento.
Tengo varias alternativas, llamar a casa... vamos me matan por meterme en lios, llamar al compañero que se iba a acercar y ver si viene o no y por último dejarme de tonterías y buscarme la vida.
Aunque de las tres opciones la segunda es la más lógica, me repatea, me meto en el lio y tengo que andar jodiendo al personal, es un sitio tonto y las paso putas, así que cojo el tlfono. ¿Dónde estas?, - venias para el Veinte… pienso..“ que diga que sí… que diga que sí… que diga que sí…”
-SÍ .
Que alivio, respiré y debió de notármelo porque me pregunto donde estaba y se lo dije..
-Acojonada entre el Pizarras y el Veinte.
-“la madre que te pario”!!! …
Yo no lo hubiese expresado mejor…. Hay que vergüenza y que alivio más grande.
En ese momento el agujero se hizo más pequeño, salí , fui andando hacía el Veinte, me cruce con el compañero que esquiaba feliz..
Más contenta estaba yo!!!
Una vez en el veinte propongo una última esquiada, alivio tensión y la disfruto mucho… mucho, aunque ya no es lo mismo que las otras tres.. que vá.
Suben los otros compañeros de los que me separé que efectivamente estaban por el valle.
Una vez en el collado nos reunimos los cinco para bajar la pala que dá a la carretera del puerto, otro rato de bloqueo sumados a los de bajada del puerto me pone en mi sitio.
Cuantas vueltas le he dado ayer y hoy…cuantas..., un lugar tonto, una situación tonta y una "lista".
Y con esto no quiere decir que me quedase mal recuerdo del domingo, eso es imposible con semejante día, nieve, lugar...sin duda fue un día memorable de principio a fin.
Tengo mucha ilusión y ganas de mejorar ha sido un revulsivo.
Me ha venido de perlas para posar los pies en el suelo y dejar de fantasear aunque no de soñar.
A los compañeros que me ayudaron y esperaron pacientes en la bajada y al que se apareció que no siendo su guerra al final siempre jorobo, lo siento.
Gracias.
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martes, 11 de diciembre de 2012
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3 comentarios :
Pues enhorabuena, por lo disfrutado y lo aprendio ;-)
Y gracias, por compartirlo...
Lo que no mata engorda.
O dicho de otro modo...lo que no mata, te hace más fuerte.
Creo que todos hemos aprendido de esta forma, en cualquier ámbito de la vida.
Por cierto, te veo muy bien esquiando Raquel. Enhorabuena.
Un saludo.
Buena reflexión Raquel....a todos nos ha pasado y nos seguira pasando,no lo dudes.
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